Los viajes y la música han sido muy importantes para mí. Descubrir nuevos lugares y culturas alimenta el alma, y la música me ha ayudado especialmente a entrar en contacto con otras personas, y compartir lindas experiencias. Tuve la gran suerte de cruzarme con músicos fenomenales y hermosos amigos.

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Además de tocar la guitarra me llaman la atención muchos instrumentos étnicos y disfruto tocando algunos. Fue casi por casualidad que empecé a producir música. En los últimos años la tecnología facilitó conseguir grabaciones de alta calidad en cualquier parte, simplemente con un buen micro y un ordenador. Así me fui acostumbrando a la edición, las mezclas, y todo lo relacionado con el mundo de la producción musical.

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Estos son los principales factores que me llevaron a la idea de Kalibé. Una especie de sociedad musical imaginaria desde donde mostrar/compartir la música que produzco en colaboración con otra gente, y que no está enfocada a la guitarra.

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Las canciones están compuestas principalmente en colaboración con aquellas personas que están participando en las grabaciones específicas. A menudo grabo muchos fragmentos y después los edito. A veces tengo la sensación de tener muchas piezas de un puzle y de estar buscando su imagen, aunque a menudo la imagen siempre está ahí desde el principio y la magia nace precisamente de la sensación de sorpresa de cómo va cambiando la obra con cada colaboración.